Debido a las dificultades expuestas, en 1943 se crea y reglamenta el Instituto Aerotécnico y con él se diseña y logra el primer avión totalmente nacional: el I Ae-22 “DL”, construido con maderas del país y el motor de diseño propio denominado IA-16 “El Gaucho”. Del modelo se construyeron más de 200 ejemplares y estaban pintados; de celeste sus alas, blanco el fuselaje y el sol nacional en la deriva. Posteriormente se construiría también el planeador de transporte de tropas I Ae-25 “Mañque” y se diseña el avión de turismo I Ae-20 “El Boyero” para ser construido por la industria privada. También en esta época, se promueve activamente la creación de industrias privadas subsidiarias, para proveer a la FMA y de esa manera evitar de encargarse de la construcción de hasta el “último tornillo”.
A partir de aquí, comienza para la Fábrica Militar de Aviones, la etapa más trascendente de toda su historia. Con la llegada del entonces coronel Juan Perón al Ministerio de Guerra , y con la venía del presidente, general Farrel, el arma aérea se independiza del Ejército, con la creación de la Secretaría de Aeronáutica, pasando el Instituto Aerotécnico a depender directamente de ella.
Al elaborarse las directivas 1947/51 para el Instituto Aerotécnico dentro del “Plan Quinquenal” se destacan las siguientes: “...obtener una efectiva industrialización aeronáutica del país. Con la menor cantidad de establecimientos y sus respectivas subsidiarias, ambos de rendimiento económico asegurado, se construirá en el país un mínimo de tipo de aviones, que sirvan para un máximo de propósitos.
En lo referente al problema del autoabastecimiento, el Instituto Aerotécnico deberá construir sus aviones para tiempos de paz, ya sea en madera o en metal, prefiriéndose este último material, y asegurar para tiempo de guerra la construcción en madera, salvo que antes se encuentre solucionado el problema de la obtención del aluminio en el país.
Siendo necesario prever un apreciable desarrollo de los aeromóviles a reacción, con o sin conductor humano, este Instituto orientará también la investigación y construirá los prototipos de esta clase de vehículos. A tal fin, contratará los técnicos que sean indispensables, o enviará al extranjero al personal que deba capacitarse.
El Instituto Aerotécnico queda autorizado a adquirir licencias de fabricación (con todas las mejoras que se le introduzcan a los aviones), o bien tratar de interesar a la industria privada en este tipo de fabricación”.
Con este importante impulso, en 1946 vuela el avión de ataque IA-24 “Calquín”, a sólo catorce meses de iniciado el proyecto. En tanto otro proyecto se concreta con el motor radial IA-19 “El Indio”.
Debido al enorme desarrollo obtenido por la aviación a causa de la guerra y con el advenimiento de los aviones “a chorro”, el Instituto Aerotécnico constituye un equipo de técnicos dirigidos por el ingeniero Emile Dewoitine y en corto tiempo se desarrolla el reactor IA-27 “Pulqui”, equipado con una turbina Rolls-Royce, convirtiéndose la Argentina en el primer país latinoamericano en este tipo de desarrollos y uno de los seis países del mundo que en ese momento vuelan sus propios aviones a chorro en 1947.
En 1949 y a instancias del brigadier Ojeda, contactos secretos logran ubicar al profesor Kurt Tank en Alemania y éste acepta un ofrecimiento de trabajar en la Argentina, llegando al país vía Dinamarca.
Posteriormente, muchos otros científicos y técnicos alemanes llegan al país y se incorporan al Instituto Aerotécnico, y plasman su trabajo con el IA-33 “Pulqui II” en 1950. En este año el Ministerio de Aeronáutica celebra un contrato con la empresa privada Petrolini Hnos. Para la construcción de 150 aviones I-Ae 20 “El Boyero” para ser entregados a los aeroclubes civiles para el aprendizaje de vuelo.
Otra fábrica aeronáutica es incorporada al Instituto ubicada en la localidad de Río Cuarto, en la provincia de Córdoba, también se crea la Fábrica de Instrumentos y Equipos, que elaborará pilotos automáticos, indicadores etc., y la Fábrica de Motores y Automotores. Asimismo en la FMA, se concreta un túnel de viento subsónico con una corriente de viento de 600 km/h que permite el estudio de modelos de hasta 3 metros de envergadura.
Otra importante concreción dentro de las máquinas-herramientas, es la ménsula de ensayos estáticos, que permite el estudio y seguimiento de las cargas reales que recibe un avión en vuelo, obteniendo las mediciones en aparatos electrónicos de las deformaciones elásticas o permanentes inducidas hasta la rotura.
Para ese entonces el Instituto Aerotécnico tenía en distintas etapas de desarrollo, el mencionado “Pulqui II”, el bimotor multipropósito IA-35 “Huanquero”, la bomba voladora teledirigida PAT-1 construida en conjunto con Fabricaciones Militares, el proyectil aire-aire AM-1, el transporte pentaturbina IA-36 “Cóndor” y las alas volantes Horten, además de la producción de los modelos anteriores u otros bajo licencia como el Percival Prentice. También se comenzaba a materializar el ansiado túnel de viento supersónico que es concluido en 1953.
¡Presente, mi General!
-
La palabra lealtad, no cotiza en bolsa… La lealtad, tampoco. Lamentable.
Añoro épocas en que dar la palabra, era firmar un documento. Añoro los
compañero...
Hace 12 años.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario